El secreto de mi energía.

Comencé con el deporte y casi no sabía ni caminar. Siempre fui bastante hiperactiva, así que, el deporte era la única manera de calmar ese torbellino que había dentro de mí.

Hice karate, hípica y vela, aunque mi primera pasión, por decirlo de alguna manera, fue el atletismo. Conseguí varias medallas de oro y fue una época bastante bonita para mí. Pero a causa de una lesión, tuve que separarme de las pistas y no sé si fue por casualidad, el kitesurf me encontró.

Aún recuerdo aquél verano, trabajando en el Campeonato del Mundo… Después de ahí, solo podían encontrarme en la playa. Fue como amor a primera vista. Amor del bueno. El kitesurf me devolvía todo lo que yo le daba. Y después de haber trabajado en muchos sitios, pude comprarme mi primera tabla: una North Soleil.

Este amor al kitesurf me ha hecho ganar varios campeonatos que me han llevado a donde estoy ahora. Pero todo esto no lo hubiese podido lograr sin el apoyo incondicional de mi familia y amigos. Aunque si tuviera que desvelar alguno de mis secretos, sin duda alguna, diría mis desayunos.

Un buen tazón de leche con gofio nunca ha faltado en mi casa. Desde que era pequeñita, mis padres siempre me daban para desayunar lo mismo. Mi madre decía que era su manera de quedarse tranquila, sabiendo que estaría bien alimentada. Y la verdad es que tenía razón. El gofio me daba la energía suficiente para enfrentarme día a día a mis entrenamientos. Y sigue dándomela.

No hay día que yo no desayune gofio, aunque con la gran variedad de productos que tiene, también consumo las barritas y los snacks saludables, que me las llevo a todas partes por si necesito una dosis extra.

Para mí el gofio no solo simboliza mi lugar de procedencia, sino que va más allá. Es mi estilo de vida. Es lo que me han inculcado desde pequeña. Mis padres son también deportistas, así que, este producto es uno más en casa, ya que nos aporta las vitaminas, los hidratos, los minerales y la fibra necesaria para nuestras rutinas diarias.